Es fácil criticar el PIB; lo difícil es ponerse de acuerdo sobre qué debería reemplazarlo.
En nuestro libro Sociedad entre Pandemias, escribimos un capítulo con Paloma Fernández y Vicente Ortún sobre “La medida del bienestar social: más allá del PIB también en Salud”.
El PIB ha sido tratado durante mucho tiempo como la medida principal del progreso, pero nunca fue diseñado para reflejar el bienestar, la calidad de vida o la salud planetaria. El énfasis excesivo en el crecimiento del PIB corre el riesgo de ampliar las desigualdades y degradar el medio ambiente. Al mismo tiempo, con las cientos de propuestas alternativas en circulación, el consenso sobre qué usar en su lugar sigue siendo difícil de lograr.
La ONU ha creado un grupo de expertos para desarrollar nuevos indicadores que midan la prosperidad humana y planetaria más allá del PIB, con el objetivo de acelerar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Propone 35 indicadores sociales y ecológicos, basados en el marco de Límites Planetarios, que evalúan procesos como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, así como indicadores sociales relacionados con el hambre, la educación y el acceso al agua. Según el estudio, aunque el PIB global se ha duplicado entre 2000 y 2022, el impacto ecológico ha aumentado peligrosamente, poniendo en riesgo la estabilidad del planeta.
El concepto de «Economía Donut», propone un espacio seguro y justo para la humanidad, equilibrando las necesidades sociales con los límites ecológicos. Este enfoque busca economías que promuevan el bienestar humano y planetario, independientemente de si crecen o no.
Esta iniciativa de la ONU es una oportunidad para que los investigadores colaboren en la creación de indicadores que prioricen tanto a las personas como al planeta, dejando atrás la obsesión con el PIB.
El PIB, que mide el gasto de consumidores, gobiernos y empresas, así como el comercio neto, ha sido el estándar de progreso económico durante 70 años. Sin embargo, su enfoque exclusivo en el crecimiento económico puede generar incentivos perversos y obstaculizar el logro de los ODS, como el consumo responsable (ODS 12) y la acción climática (ODS 13). Por ejemplo, las políticas que promueven el crecimiento económico, como la construcción de infraestructuras, a menudo ignoran su impacto en la sostenibilidad.
