El mercado sería un casino si no hubiera regulación, sería un sálvese quien pueda. La buena regulación protege de la corrupción, del despilfarro y de las prácticas nepotistas.

¿Qué entendemos por buena regulación?: es el derecho a una buena administración en el contexto de la elaboración de las normas por parte de las Administraciones públicas. La calidad regulatoria está vinculada a los principios de seguridad jurídica, previsibilidad, certeza y planeación normativa entre otros.

La digitalización puede ayudar a mejorar el lenguaje de las normas y dotarlas de mayor participación social. Para comprobar esta y otras bondades de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación hay que evaluarlas con rigor.

Los emprendedores receptores de las ayudas Next Gen hubieran estado encantados si hubieran existido menos barreras regulatorias. También lo estarán para su ejecución una vez conseguidas.

Por tanto, tiene mucha importancia el comportamiento de las administraciones: una central, diecinueve autonómicas y centenares locales. Están diseñadas para que no se ejecute dicho gasto con facilidad. No sirve de nada que una administración haga esfuerzos para agilizar si la otra no lo hace en un estado descentralizado. El exceso de las múltiples regulaciones que aprueban todas ellas con intensidad, entre otras cosas para demostrar que hacen algo, implica un obstáculo para la inversión y el crecimiento https://www.tecnos.es/libro/ventana-abierta/la-factura-de-la-injusticia-juan-s-mora-sanguinetti-9788430984190/

En definitiva, si no conseguimos simplificar y desregular dentro de unos marcos aceptables y que prevengan de la mala praxis, acabaremos con una ejecución escasa y deficiente de los fondos Next Gen. Sería otra oportunidad no bien aprovechada como país.

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