En España y otros países de la UE hay una combinación potencialmente letal de crisis de la deuda soberana, crisis bancaria, permanente crisis política y divergencia competitiva. Además tendemos a protegernos a nosotros mismos y no pensamos en otros. Europa está muy lejos de ser una nación, es una unión de países, que no es poco, pero ganando las fuerzas centrífugas frente a las centrípetas. La crisis de 2008 y su devenir dibuja, cada vez de manera mas marcada, un territorio dividido entre países acreedores y deudores. Parece que la periferia estará deprimida y en continua crisis y siempre dependiente del centro, que acaparará la mayoría de la inversión y el talento. Circulan documentos sobre dos tipos de euros, uno fuerte en la órbita alemana y otro débil, el euro latino. Ambos tendrán interés en mantener el sistema en equilibrio. Si se le uniera una autoridad fiscal clara, la unión bancaria y el fondo de alivio de deuda, la UE se movería hacia un equilibrio más benigno y no hacia un círculo vicioso, como hace con empeño. Los conductistas recomendarían, además, a la señora Merkel que ofreciera premios a los países por buen comportamiento y no castigos por mal comportamiento. Bajamos a nuestro terreno, el sanitario donde es por todos conocido que la crisis económica supone para los decisores tres desafíos: en primer lugar, los sistemas sanitarios, para su buen funcionamiento, requieren fuentes de financiación predecibles. Interrupciones abruptas en las fuentes públicas dificultan el mantenimiento de los diferentes niveles de asistencia sanitaria. Segundo, los recortes en el gasto público en respuesta a la crisis económica sistémica, como la actual, se dan justo cuando son necesarios más recursos sanitarios para hacer frente a los efectos adversos del desempleo en la salud. Por último, los recortes arbitrarios a servicios esenciales pueden desestabilizar el sistema sanitario si se erosiona su protección financiera, el acceso equitativo y la calidad del cuidado. Además en el largo plazo se incrementarán los costes sin reducir ineficiencias, exacerbando las dificultades fiscales y cerrándose el peligroso círculo vicioso que está empezando a verse en varios países. La respuesta en la UE ha ido desde países que no han introducido nuevas políticas hasta los que han introducido muchas, como el nuestro y en poco tiempo, aprovechándose políticamente de cara a la opinión pública, de las dificultades de la crisis. Otros han abandonado o enlentecido reformas en curso. Conviene conocer con detalle que estamos haciendo, unos y otros, aprender de errores e implantar aquello que probadamente haya tenido éxito, hablamos de análisis comparado sistemas sanitarios. Precisamente, el día 13 de septiembre, celebramos un encuentro en la Residencia de estudiantes titulado: Las Reformas Sanitarias en España e Italia: Descentralización, Cartera de Servicios, Copago e incorporación de la Innovación.

Las herramientas políticas empleadas han sido en algunos casos positivas pues han mejorado eficiencia sin afectar el alcance de las coberturas y, hasta en algunos casos, han podido llegar a expandirlas para grupos vulnerables. Sin embargo, otros países han reducido coberturas e introducido copagos para servicios esenciales. Poco o nada se ha hecho, en general, para incrementar la eficiencia de las políticas de salud pública. Casi todos los países persiguen políticas que aseguren la sostenibilidad financiera para el sector salud en el marco de la crisis financiera en curso, mejorando los ingresos fiscales directos e indirectos a pesar de su impopularidad. Sin embargo, existe un riesgo cierto de tomar medidas demasiado simplificadoras: centralización de compras, concentración de riesgos, uso de la Evaluación de Tecnologías Sanitarias, reducciones de precios de medicamentos, altas precoces, aumento de los procesos ambulatorios,….Otras herramientas políticas frecuentemente empleadas en los países de la UE y muy especialmente en España e Italia, incluyen: reducir el alcance de las coberturas de servicios esenciales, reducir la población cubierta, incrementar las listas y los tiempos de espera para servicios esenciales, introducir los copagos en muchos servicios y reducir los salarios a los trabajadores,…

En situaciones de gran urgencia donde el corto plazo lo es todo, los recortes hay que hacerlos con inteligencia, minimizando los efectos adversos sobre el funcionamiento del sistema sanitario. Hablaría más de aprovechar la crisis para introducir reformas y no meros recortes, propiciando las actividades que generen valor y facilitando el paso a las medidas pro-eficiencia para el medio-largo plazo. Tarea ésta nada fácil que requiere de análisis precisos y decisiones sosegadas.

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