La Presidenta del Patonato de la Fundación Gaspar Casal y analista senior de Opinometre, Alicia Coduras, nos ha remitido amablemente esta entrada de la que es una probada experta, que no puede ser más pertinente y oportuna.
La crisis sanitaria del coronavirus en España ha puesto en primera línea al mejor y más reconocido activo de nuestro sistema sanitario: los profesionales que lo integran y apoyan. Su labor es indiscutible, uniformemente reconocida y agradecida por todos.
Sin embargo, la crisis ha puesto sobre la mesa, entre otros, un problema recurrente y alertado desde hace muchos años por parte de los investigadores en el ámbito de la salud: la falta de acceso a datos actualizados de los principales indicadores de salud y la creación de un sistema de información centralizado capaz de operar de forma homogénea y en tiempo récord para recoger y elaborar la información procedente de todas las Comunidades Autónomas.
Los investigadores que utilizamos las fuentes de datos sobre indicadores del Sistema Nacional de Salud (SNS), los microdatos procedentes de encuestas de salud de ámbito nacional y otras fuentes públicas y privadas relacionadas con la salud, elaboramos estudios, informes y artículos con fecha de hoy, y datos, en el mejor de los casos, con fecha de hace dos o más años. Aquí tienen un ejemplo:»La Sanidad Española en cifras 2018«. Si a ello añadimos que la codificación de múltiples indicadores y variables no es uniforme para todas las Comunidades Autónomas, el lector podrá hacerse una idea de las enormes dificultades que vienen enfrentando los investigadores para aportar estudios e informes que sean realmente útiles para los agentes decisores, especialmente en una situación como la desatada por la pandemia.
Por poner un botón de muestra, en el caso de pacientes con COVID-19, la atención ha permitido concluir que existe una relación entre el padecimiento de diabetes y obesidad y la complejidad del proceso de tratamiento del virus. Los datos de morbilidad por diabetes y los datos de obesidad por Comunidades Autónomas más actuales son de 2017. Lo mismo sucede con la gran mayoría de los indicadores clave cuya lista engloba más de cien, organizados en los apartados de sociodemográficos, bienestar, mortalidad, morbilidad y otros 12 epígrafes que, a su vez, están subdivididos en múltiples subapartados.
El SNS español está descentralizado salvo en el caso de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Pero la descentralización de competencias no debería conllevar un sistema ineficiente de compilación y elaboración de datos en salud: todo puede coordinarse. La recogida y compilación de datos sociosanitarios depende de la Consejería de Sanidad de cada Comunidad Autónoma que los revierte al Ministerio de Sanidad desde 2004. A su vez, dentro de cada Comunidad Autónoma, la Consejería debe recibir datos de distintas fuentes, pues son múltiples los apartados que hay que nutrir. En este sentido, el Instituto Nacional de Estadística (INE) y los Institutos de Estadística Autonómicos, tienen un papel determinante al realizar las encuestas hospitalarias que proporcionan, simplificando mucho la descripción de su cometido, los datos de morbilidad (número de ingresos y sus causas principales), los datos de mortalidad (en combinación con los registros civiles), las encuestas de salud, y tantos otros datos.
Los datos en salud y su tratamiento estadístico son vitales para el control del SNS descentralizado. En una situación de pandemia, esta afirmación se vuelve crítica. No obstante, a día de hoy, los investigadores en salud asistimos impotentes al hecho de que, en plena era digital, no se haya podido establecer un mapa epidemiológico detallado de la pandemia en nuestro país empleando pruebas de diagnóstico de forma coordinada y con criterios científicos. Esa, entre otras es la verdadera utilidad de los test: configurar un mapa detallado de la situación y, de haber dispuesto de indicadores actualizados, el poder estudiar con rigor su relación con el estado de salud de la población en función del sexo, el grupo de edad, el padecimiento de enfermedades crónicas detectadas como factores de riesgo adicional y otras.
El sistema de información del SNS precisa de una reorganización, revisión y actualización, y especialmente, de una coordinación que supere el hecho de la descentralización de competencias. Como país, los criterios de compilación y elaboración de información deberían ser ágiles y uniformes, siendo necesario estandarizar las codificaciones de múltiples variables, como, por poner un ejemplo, el motivo de alta hospitalaria, cuya lista de códigos es diferente en diversas Comunidades Autónomas.
La pandemia supone una oportunidad sin precedentes para los gestores del SNS de crear una comisión integrada por representantes de la sanidad y del ámbito de la investigación en salud para diseñar y llevar a cabo un plan de actualización del sistema digital de recogida y elaboración de la información, que termine con las carencias que se vienen avisando desde hace años y que se han revelado como cruciales en la situación que estamos viviendo.