Se define la gestión clínica como la estrategia de mejora que permite sistematizar y ordenar los procesos de atención de la salud de forma adecuada y eficiente, sustentados en la mejor evidencia científica del momento y con la participación de los profesionales en la gestión para la toma de decisiones en torno al paciente. Las decisiones clínicas serán de calidad si generan eficiencia económica y no mero control del gasto. (Diccionario de Gestión Sanitaria para médicos)
La Gestión Clínica constituye un proceso de rediseño organizativo que incorpora a los profesionales sanitarios en la gestión de los recursos utilizados en su propia práctica clínica. Supone otorgar a estos profesionales la responsabilidad sanitaria y social que les corresponde a su capacidad de decisión junto al paciente. La gestión clínica permite descentralizar progresivamente las decisiones sobre la gestión de los recursos utilizados en la práctica clínica y dotar a las unidades asistenciales de la capacidad e instrumentos para planificar y gestionar sus actividades en beneficio del paciente. Según Jesús Gutiérrez Morlote las bases de la gestión clínica se sustentan en “la evolución de nuestro sistema sanitario hacia la eficiencia, la consideración del paciente como elemento nuclear para la organización y la mayor implicación de los profesionales”.
Los objetivos de la gestión clínica engloban tres aspectos de gran importancia; el primero es ofrecer a los pacientes los mejores resultados posibles en la práctica diaria (efectividad), acordes con la información científica disponible, que haya demostrado capacidad para cambiar, de modo favorable, el curso clínico de la enfermedad y la calidad de vida (eficacia), considerando los menores inconvenientes y costes tanto para la persona como para el conjunto social (eficiencia).
La gestión clínica, entendida como el conjunto de procesos implicados en la relación entre ese profesional y paciente, puede articularse en tres niveles diferenciados, el primero, nivel individual, referido a la elección de un determinado tratamiento o intervención quirúrgica de mayor eficacia. Para tal efecto, se utilizan herramientas como medicina basada en la evidencia, guía de práctica clínica, epidemiología, auditorias, compromisos de gestión. El segundo, nivel asistencial, relativo a la efectividad clínica de los procesos y recursos empleados. El tercero, el nivel de gestión de la unidad clínica; vinculado a eficiencia. la organización interna del servicio, el número de personas considerado necesario para cada tipo de actividad o técnica y los aspectos más globales como la motivación y capacitación del personal, así como la gestión de los recursos asignados. De todos estos aspectos nos preocupamos en el MADS 28 cuya edición número 28 arrancará el próximo 24 de febrero de 2017
Las funciones organizativas, a medida que ascienden o descienden en la estructura de gestión, tienen su efecto, y repercuten directa o indirectamente en los resultados planteados por toda la organización de la salud en su conjunto. Por ello, podemos describir las funciones como elementos indispensables para lograr alcanzar equilibrio organizativo, que genere elementos de valor comunes a toda la estructura organizativa y que beneficien a todos en su conjunto.
Se describen cinco funciones que el gestor tiene que cumplir para asegurarse un mínimo grado de certidumbre y que hagan de su trabajo una tarea más eficiente: planificación, dirección, organización, coordinación y control. El papel del gestor ante la frecuente fragmentación y dispersión de los esfuerzos organizativos se centra en permitir que la organización, en su conjunto, se comunique, y comparta las funciones de la gestión de una manera colaborativa, tanto a nivel individual como colectivo, creando cultura organizativa.
Las características que definen la GC son: una práctica clínica de calidad basada en el uso de Guías de práctica clínica y Planes de Cuidados estandarizados, para reducir la variabilidad clínica no aceptable. Se utiliza el mejor conocimiento disponible basado en la evidencia científica y se obtienen mejoras en la efectividad, eficiencia, accesibilidad y grado de satisfacción de los usuarios y profesionales; un modelo de calidad basado en los estándares de calidad de los modelos más utilizados internacionalmente (Joint Commission International, EFQM), la mejora continua de la calidad, la utilización de mecanismos de evaluación y control, la detección de áreas de mejora y el establecimiento de medidas correctoras; una corresponsabilidad en la gestión de recursos diagnósticos y terapéuticos con la toma de decisiones en la práctica clínica basada en la información disponible de calidad, supone la gestión de los recursos utilizados en la actividad clínica para conseguir el mayor beneficio para el paciente y, una continuidad asistencial basada en la calidad asistencial (hacer bien las cosas en el momento y nivel adecuados) y en el establecimiento y seguimiento de criterios de coordinación y cooperación efectivos con el resto de niveles asistenciales, para lograr una mejor atención a los pacientes y satisfacción de los usuarios, junto a un modelo organizativo para su desarrollo real. La GC necesita establecer Unidades de Gestión Clínica (UGC) o Áreas de Gestión Clínica (AGC) en las que se agrupan un conjunto de profesionales de diversos estamentos y categorías, para trabajar con arreglo a los principios de autonomía, responsabilidad y participación en la toma de decisiones, bajo la dirección de un Director/ Coordinador y un Consejo de Dirección, para el cumplimiento de unos objetivos establecidos en Acuerdos de Gestión Clínica, estableciéndose incentivos orientados al logro de la excelencia en calidad y eficiencia. Por último, la Gestión Clínica puede abarcar a todo el hospital (Clínic de Barcelona, o Fundación Hospital de Alcorcón, en Madrid), a una o varias partes del mismo (Complejo Hospitalario Juan Canalejo en La Coruña), y también a los Equipos de Atención Primaria (caso de Andalucía). Innovar en organizaciones es necesario y deseable. Pongámonos a ello.