La pasada semana celebramos nuestro 7º Congreso de Gestión Clínica en Bilbao y en una de sus mesas sobre gestión y práctica clínica apropiadas, se presentaron las investigaciones sobre efectividad que debieran guiar a las decisiones clínicas.
Como ninguna investigación responde a su pregunta de una manera completa e irrefutable, nos lleva a un colorario implícito: necesitamos de otros insumos para informar adecuadamente a los decisores. Introducir un proceso deliberativo con su foco en la transparencia y la consulta extensa, no sesgada, igualitaria, abierta, con argumentos razonados recíprocos, … puede ser un complemento efectivo.
La evidencia es empírica no cuasi-legal. Es la manera en que se estudia y no lo que se estudia, lo que es relevante. Excluye contaminantes del contexto.
El proceso deliberativo te lleva a decisiones buenas y aceptables, aporta sensatez, consigue autoridad moral por su naturaleza abiertamente participativa y multidisciplinaria.
En temas de outcomes donde beneficios y costes van más allá de los límites convencionales de la Medicina, va muy bien. El National Insitute of Health and Clinical Excelence (NICE) lo utiliza tras ejecutar la revisión sistemática de la literatura sobre el tema objeto de estudio.
Puede ayudar a resolver el problema de legitimidad política, promueve el diálogo entre expertos, favorece las decisiones informadas y educa en las preferencias a los ciudadanos.
Su propósito es ayudar a los clínicos a que sus decisiones se tomen con evidencia relevante, factible e implementable.
Se busca, idealmente, una intersección juiciosa de temas clínicos, justicia social, ética y objetivos políticos.
En priorización y otras decisiones de política sanitaria se deben introducir criterios y argumentos y no sólo análisis basados en teorías axiomáticas o en modelos matemáticos, tales como “multicriteria decision making” que sólo sirve (no es poco) para orientar prioridades de las distintas intervenciones sanitarias. No nos olvidemos de los análisis de evaluación económica y la luz que aporta a mejorar las decisiones.
El proceso deliberativo ayuda a la discusión pública y facilita el consenso social.
El pasado 30 de enero presentamos un libro sobre “Priorizar de servicios sanitarios o salir del paso” de acceso libre. Pues bien, no se trata de decidir entre seguir con salir del paso en la priorización implícita, con una rígida y exhaustiva priorización explícita en los niveles macro, meso y micro. Esta dicotomía falla en capturar la complejidad de la priorización en la práctica. Necesitamos más y mejores aportes explícitos pero que no sustituyan al proceso implícito de priorización. Es decir, evidencia más proceso deliberativo.