Hay que empujar el liderazgo público de los altos cargos, directivos y gestores para que no siga siendo una asignatura pendiente en nuestra administración pública tanto central como autonómica.

La Fundación Gaspar Casal como think tank de salud desde hace casi 30 años, destacaría el atributo de la formación postgrado y las propuestas de participación ciudadana para un buen liderazgo público y una correcta gobernanza de la salud. A escala institucional, esta participación en el gobierno de la sanidad pública se ejerce fundamentalmente a través del proceso político democrático por el que se elige y controla a los gobernantes; esta participación se hace más próxima y operativa con la creación de consejos de gobierno y la presencia en las áreas de salud de representantes de los ayuntamientos y otros entes civiles junto a consejeros a título personal vinculados a la comunidad local. Todo esto está ausente en los sistemas sanitarios del mundo, excepto la experiencia de Australia con los Citizens Juries

Además, una buena respuesta de los servicios sanitarios públicos a los pacientes y ciudadanos exige la existencia institucional de un sistema para que las quejas, denuncias, sugerencias y reclamaciones tengan mecanismos eficaces y rápidos de respuesta que prevengan ulteriores litigios.

Colocar al paciente y a la población en el centro del sistema requiere de instrumentos que le permitan la identificación de necesidades, de demandas y de preferencias, así como monitorizar el grado de satisfacción con los servicios, poniendo esta información a disposición de la sociedad con la mayor transparencia.

En micro gestión, realizar de manera periódica y sistemática encuestas de opinión enfocadas a los distintos tipos de usuarios y de servicios con el fin de asegurar que el diseño de estos servicios y de los procesos asistenciales tomen en consideración al paciente y a sus cuidadores en todos sus elementos (adecuación, comprensión de la información suministrada, comodidad, etcétera). Y con estos resultados decidir las acciones a desplegar y monitorizar. Es lo que se hace en las empresas. No veo por qué una administración pública hundida como señala Carles Ramiò en una demoledora Tribuna publicada en El País hace unos meses, no se siente comprometida en ello. Es la única manera de volver a flote.

Qué duda cabe que hay que poner el foco en reformas estructurales. Hay que modernizar la Administración Pública, tiene que ser más flexible, anticiparse más, mejorar la planificación, medir resultados, evaluar más y mejor, introducir más transparencia y exigir rendición de cuentas.

Sois los gestores y directivos los que desde lo público tenéis que liderar todas estas reformas, es la única manera de hacerlo porque sois las personas con legitimidad para ello.

Hay que Re ilusionarse con lo público y con la gestión del interés general: con propósito, misión y motivación, claros y alineados.

La formación es una buena herramienta para abrir las mentes y liderar las reformas estructurales imprescindibles.

Si lo público no comienza a liderar, las fuerzas del mercado van a decidir por los gestores de la cosa pública.

El Estado como garante necesita ser excelente en la regulación, la anticipación, la evaluación, y la planificación estratégica además de reforzar la confianza y los valores que cohesionan la sociedad. Debe ser referente. Debe dar a los ciudadanos respuestas ágiles y eficaces a sus problemas, ofrecer estabilidad, seguridad y bienestar.

El Estado con sus decisores, gestores públicos, con vosotros, debe marcar el camino, liderar y no ir “a rebufo” poniendo a los ciudadanos en el centro ya que para eso sois servidores públicos.

Con colaboración público-privada ejemplar empujamos el interés general. Este curso ejecutivo es un buen ejemplo. Así es como sumamos, juntos, de la mano.

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