Para apuntalar el “buen gobierno” se tiene que ir a un nuevo contrato social, con todos los sectores de la sociedad (partidos políticos, profesionales, agentes económicos y sociales, pacientes y ciudadanos) basado en los valores de la ética pública democrática, tomando como referente compartido común los valores, principios y atributos del buen gobierno, buscando acuerdos y consenso en torno a reglas del juego democrático, gobierne quien gobierne. Tejer acuerdos, requiere de habilidades de comunicación. Las tareas pendientes que España tiene para mejorar la calidad y la transparencia de su gobierno sanitario contribuirán al aumento de la productividad y a la consolidación de un estado del bienestar equitativo y solvente.

Vamos bajando a planos más meso y micro. En los grados de ciencias de la vida hay poca dedicación curricular a la comunicación, herramienta que sirve para dar órdenes adecuadamente. La función de dirección, una de las cinco que componen la tarea de la gestión: planificación, organización, dirección, coordinación y control, es crucial en la empresa de servicios humanos a la que nos dedicamos desde hace muchos años.  

El desarrollo de las actividades de los sanitarios en sus diferentes tareas clínico-asistenciales, preventivas, divulgativas e investigadoras, precisa de una serie de habilidades que son las que configuran su competencia, encontrándose por una parte las habilidades conceptuales y técnicas, y por otra las habilidades de comunicación. La buena comunicación que es esencial como hemos apuntado para un buen gobierno de las organizaciones sanitarias, desempeña un papel vital, no sólo en la obtención de una buena identificación y comprensión del problema, sino también en la determinación de la medida en que conseguimos transmitir los mensajes clave al paciente, y a todos los profesionales con los que nos relacionamos. Las habilidades de comunicación debieran ser indispensables en la formación de los sanitarios por su relevancia en la posterior actividad profesional. Capacidad de autocontrol, y el empleo de la escucha activa como forma de hacer frente a las barreras de la comunicación son algunas de las tratadas en el libro. También dialogar con empatía, afrontar el cambio y abordar dificultades son aspectos tratados con diligencia y operatividad a través de muchos ejemplos y del empleo de metáforas clarificadoras. Qué duda cabe que la experiencia, las tablas en jerga de teatro, modelan y desarrollan estas habilidades de comunicación tan trascendentales en la vida diaria.

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